El proceso de reducción de la presencia de la Guardia Civil en distintas áreas del territorio español se ha intensificado de forma notable en los últimos meses, a pesar de las negativas del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Por Barbara Saveedra
Aunque la cesión de competencias comenzó hace 42 años con la transferencia de Tráfico al País Vasco, la tendencia ha cobrado un ritmo acelerado recientemente
El propio Marlaska ha tachado este progresivo repliegue de la Guardia Civil como un «bulo malintencionado para desacreditar al Ejecutivo». Como argumento, ha destacado el incremento de efectivos tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional en Navarra desde 2017. Sin embargo, ha evitado mencionar la continua pérdida de atribuciones que está afectando con más fuerza a la Guardia Civil que a la Policía Nacional
La transferencia de competencias a las policías autonómicas no es un fenómeno nuevo. En 1983, con la creación de la Ertzaintza, esta asumió el control del tráfico en el País Vasco. Posteriormente, en 1998, los Mossos d’Esquadra hicieron lo propio en Cataluña. Ahora es la Policía Foral la que se encargará en exclusiva de esta función en Navarra
Sin embargo, el ritmo de estas transferencias se ha acelerado en los últimos años, coincidiendo con la necesidad del Gobierno de Pedro Sánchez de apoyarse en partidos separatistas.
En 2020, se constituyó la Policía Marítima de los Mossos d’Esquadra, con el propósito inicial de compartir la vigilancia costera con la Guardia Civil. No obstante, en 2023 se le concedió en exclusiva esta labor durante la celebración de la Copa América, lo que consolidó su presencia en esta área.
La Unidad de Policía Marítima de los Mossos reforzará la
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