El anuncio de que Mercedes González deja el mando del Instituto Armado es acogido con estupor y malestar y se considera que hay institucciones que no pueden estar sometidas a los vaivenes políticos
Se trata de una falta de respeto del Gobierno hacia la Guardia Civil, que ahora cumple 179 años y que es una institución que no puede estar sometida a los vaivenes políticos. Es la opinión que ha podido constatar LA RAZÓN entre miembros de la Benemérita de las distintas escalas.
Nadie discute el derecho de Mercedes González a escoger la opción de seguir su carrera política dentro del PSOE y formar parte de su candidatura al Congreso por Madrid. Y es obvio que, cuando tomó posesión, no podía prever que iba a producirse un adelanto de las elecciones generales. Está en su derecho, subrayan esas fuentes.
Sin embargo, se señala al Gobierno y, en concreto al Ministerio del Interior, entre cuyas obligaciones está la de mantener el prestigio y respeto a las instituciones; en este caso, la Guardia Civil que, junto con las demás Fuerzas de Seguridad, están entre las más apreciadas y valoradas por los españoles.
A la hora de aceptar la obligada renuncia de Mercedes González--subrayan—se debería haber tenido en cuenta la imagen que se proyecta de escaso respeto hacía el Instituto Armado que, ahora, será mandado por un nuevo director o directora que, ante un previsible vuelco electoral, estará muy poco tiempo en el puesto. Tres directores en pocos meses, algo inaudito.
Resultado. Ni a Mercedes Gonzáles ni a su sucesor/a les va a dar tiempo a hacer prácticamente nada, como le ha ocurrido a la futura número 10 de la lista del PSOE por Madrid. Es cierto, que la Guardia Civil, por su estructura interna, es una institución que casi funciona sóla; como también l
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