De los 186 inspectores/directores generales que ha tenido la Guardia Civil, 10 han sido civiles y ninguno de ellos pasará a los libros de historia salvo Roldán y María Gámez, ambos por corrupción
La Guardia Civil es un cuerpo militar nacido en 1844 a imagen de la gendarmería francesa creada por Napoleón Bonaparte, similar a los carabinieri italianos, a la Guardia Nacional Republicana portuguesa, o a la gendarmería chilena. Junto a sus misiones de seguridad y mantenimiento del orden público y protección de la propiedad y defensa de la ley, la Guardia Civil tiene también misiones especificas vinculadas a la defensa del territorio nacional en caso de guerra, así como la realización de misiones de policía militar en escenarios bélicos. En el Frente Ruso, con la División Azul, los guardias civiles fueron responsables de hacerse cargo de la responsabilidad de policía militar como luego han venido haciendo desde 1992 en todas las misiones internacionales en las que ha participado el Ejército español.
A lo largo de sus 179 años de historia la Guardia Civil ha tenido 86 inspectores/directores generales, todos ellos militares salvo 10 de ellos que han sido elegidos fuera de la carrera de las armas. Dada la alta especialización que conlleva las labores propias de la Guardia Civil; sus jefes, inspectores generales, siempre han sido de forma mayoritaria generales con probada experiencia en el mando de hombres y, en muchos casos, con firme experiencia en situaciones bélicas o de importantes desórdenes como la Revolución de Asturias de 1934.
A pesar de los enormes vaivenes en la política española del siglo XIX nunca se nombró, ni siquiera en tiempos de la I República, a un civil para mandar a la Benemérita. Durante la hoy tan ponderada II República la Guardia Civil tuvo seis inspectores generales: José Sanjurjo y Sacanell (03-11-1928 a 03-02-1932); dos veces Migue
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