Jesús Vicente Torresano reclamó un protocolo para los agentes en caso de saltos a las vallas violentos y agresiones por parte de los inmigrantes
La destitución de Jesús Vicente Torresano como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla ha dejado a los agentes descolocados. “Los ánimos están muy bajos. Era un jefe que venía a ayudarnos el Ejecutivo nos abandona”. Habla así un representante de una asociación de la Benemérita y se refiere al protocolo que el coronel había solicitado para proteger a sus subordinados ante nuevos saltos a la valla y agresiones por parte de los inmigrantes.
Pero quien conoce los entresijos de cómo se ha producido este cese en diferido hablan de choques con la cúpula de la Guardia Civil, fiel a las decisiones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y motivaciones políticas.
Torresano llegó a Melilla en mitad de la polémica por la tragedia del 24 de junio, cuando murieron 23 personas, según las cifras oficiales, aplastadas en territorio marroquí. La Fiscalía abrió una investigación a raíz de los hechos para dilucidar la implicación de la Guardia Civil en lo acontecido y, sobre todo, para averiguar si hubo muertos en el lado español de la frontera.
El coronel aterrizó a finales de noviembre. Un mes después, la fiscal cerró la investigación argumentando que las pruebas las tenía Marruecos y exonerando de mala praxis a los agentes que custodian el paso fronterizo. Sin embargo, en las grabaciones de aquel día se pudo ver a guardias civiles lanzando piedras contra los inmigrantes apostados en la verja. La responsable de las pesquisas elevó los vídeos a la Dirección Adjunta Operativa del Cuerpo, el máximo responsable tras la directora, María Gámez.
Enfrentamientos
Una vez visionados los clips, Torresano fue llamado por la cúpula para que abriese expediente a los agentes identificados. El coronel, indignado, argumentó que si hacía eso tenía que abrir diligencias contra los inmigrantes que, en las mismas imágenes, agredieron a los guardias. La tensión fue en aumento hasta alcanzar los escalafones más altos de la Benemérita.
Entonces le explicaron que expedientar a los inmigrantes que agredían a guardias iba en contra de la política del Gobierno en dicha materia. En ese momento fue advertido de que, de no obedecer, se le cam
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