El joven, que era drogadicto y había agredido a sus padres, "murió por la combinación del consumo de alcohol y cocaína con la excitación".
El pasado 8 de noviembre, la denuncia de un padre de Mairena de Aljarafe (Sevilla) incendiaba Twitter. Se trataba de Ángel Bejarano, quien aseguraba que su hijo de 37 años había muerto "como consecuencia" de la "manera brutal" con la que la Guardia Civil había reducido a su hijo. Lo que no contaba en su publicación en la red social es que fueron él y su esposa quienes habían solicitado la presencia de los agentes por miedo a lo que su vástago les pudiera hacer.
Según ellos mismos relataron en su llamada de socorro, Carlos "estaba muy drogado, había actuado de forma violenta e incluso les había intentado agredir con un martillo". "La escena que los compañeros se encontraron al llegar fue surrealista", aseguran a LD fuentes cercanas al caso, "la casa estaba reventada". "Había un tenedor de trinchar clavado en la parte superior de la lavadora y una vitrocerámica destrozada a martillazos". De hecho en el servicio de emergencias 112, consta "la llamada de una vecina por ruidos en la vivienda".
En ese momento, el sujeto en cuestión no estaba en la vivienda. Pero sus padres "estaban atemorizados por si regresaba". No es de extrañar, a la vista de los acontecimientos. Estaban explicando la situación a los guardias civiles cuando él apareció y "arrojó dos martillos a los agentes sin mediar palabra". También portaba "una llave de las que se utilizan para cambiar las ruedas y un destornillador con el que les podía atacar". Procedieron a detenerle, pero él "opuso resistencia" y fue necesario reducirle para ponerle las esposas.
El padre les grabó
Hasta ahí todo normal, acorde a una intervención policial de estas características. Policía y Guardia Civil se encuentran todos los días con personas violentas y/o que van drogadas, a las que tienen que reducir para evitar males mayores. Y este, Carlos Bejarano, "iba hasta las cejas" y "suponía una amenaza" para los demás. Lo que extrañó a los agentes que se personaron en la vivienda es que, cuando estaban reduciendo al joven, el padre de éste comenzó a grabarles con su teléfono móvil.
En ese momento, no entendían nada. Pero el comportamiento posterior de la familia del toxicómano reveló las que podrían ser sus verdaderas intenciones: sacar dinero. Esa es la conclu
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