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miércoles, 26 de enero de 2022

El punto débil de Pelayo Gayol, el policía más admirado de España

Su debut fue en las Azores, en pleno Atlántico, agarrado a una zodiac, en la oscuridad plena de la noche, con la única luz del plancton fosforesente del océano, abordando un buque con la adrenalina controlada. «Fue pura poesía táctica». 





JUAN M. ARRIBAS

El que habla no es Kurtz, aunque escenas de su vida merecerían ser narradas por Joseph Conrad. Se llama Pelayo Gayol, es tapiego y es el geo (y el policía) más admirado de España. Su aparición en la magnífica docuserie G.E.O. Más alllá del límite (Amazon Prime), ha elevado al Inspector Pelayo a unos niveles de popularidad desconocidos para alguien acostumbrado al anonimato. El descubrimiento de un personaje real, no ficticio, cuya templanza, rectitud y exigencia le han convertido en un fenómeno televisivo.

¿Pelayo Gayol? Los datos biográficos, muy escuetos, se ajustan a la doctrina de un cuerpo en el que prima más el equipo que el individuo. Gayol nació en al concejo de Tapia en una familia de ganaderos. Desde joven ya quería ser GEO y lo logró: lleva ya 22 años en el cuerpo de élite. En 2015 ascendió a inspector como número 1 de su promoción y es el responsable de la instrucción de los futuros geos. «Soy el Mourinho del equipo», ironiza.  Su experiencia es un grado: admite que cada semana le toca hacer una misión. Entre sus trabajos más relevantes: intervino en el operativo antiyihadista de Leganés tras el 11-M que le costó la vida a su compañero Javier Torronteras. «Mi máximo dolor es la falta de Javier», admite. «Los dolores del alma son los peores. Las secuelas físicas que me quedaron fueron mínimas pero no hay día que la imagen de Javier no me venga a la mente». También ha participado en operaciones contra ETA tras estar destinado como policía en San Sebastián, en la defensa de embajadas (este verano en Afganistán, sin ir más lejos), asalto a buques y lucha contra el narcotráfico.

En Afganistán, en una misión reconocida por el Ministerio del Interior (fueron los últimos en abandonar el país) Gayol experimentó una ración de su kriptonita particular, su punto débil. El calor. «No me gusta nada, soy asturiano. El frío lo aguanto muy bien. Y recuerda su pasado en Asturias. «MI padre estaba volcado en su ganadería y en su familia. Esa era su vida. No me acuerdo nunca que no estuviera nunca en su casa o con la familia», recuerda en la serie. «No se iba con amigos a los bares. No tenía grandes amistades, tenía conocidos del pueblo. Pero todo estaba vinculado a su núcleo familiar. Era un tipo serio. Afable, dependiendo de en qué momentos. Con ese cariño que dan las personas serias, que parece que es más potente que el de


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https://www.lavozdeasturias.es/noticia/viral/2022/01/25/geo/00031643139012182120472.htm

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