La Guardia Civil tiene más que contrastada su vocación de servicio a la sociedad y una férrea voluntad de servir. Y los guardias civiles, más. Y es precisamente en las situaciones más desprotegidas y en los escenarios de mayor dificultad, cuando demuestra su capacidad de adaptación para ofrecer, si cabe, ese mejor servicio.
Una prueba, sólo una más, es lo que está ocurriendo en Toledo. Una de las mayores provincias en extensión de la geografía nacional y una de las que, como la mayoría, requiere soluciones eficaces, y eficientes para poder prestar el servicio en condiciones que resuelvan prontamente los problemas a que se enfrentan los ciudadanos y los guardias civiles.
Entre estas medidas están siempre las de coordinar servicios y operativos por comarcas, por compañías o en los puestos. Y para ello son necesarios, siempre también, los cuadros de mando que con su contrastada experiencia y buen saber hacer, son capaces de hacer llegar esas directrices a los ejecutantes de forma clara de tal forma que sean capaces de asumir con responsabilidad los cometidos, y tareas que se les encomienden. Y todo ello bajo unas normas de coordinación que aseguren la prestación de esos servicios en el lugar y momento oportuno.
Pero esto, todo esto, es sólo una de las tareas de los responsables de las unidades para garantizar aquella vocación de servicio a la sociedad. Es mucho más lo que se ha de hacer. Y se hace en unidades como la Comandancia de Toledo para optimizar los recursos en estos momentos tan mermados por las más diversas situaciones, de las que se es totalmente ajeno en la Institución. Sólo esto es lo que se ha ordenado en la compañía de Illescas, para coordinar los servicios en una comarca de la provincia que, ya sea por su cercanía a la de Madrid o por ser zona de paso a otras provincias, presenta una problemática circunstancial y especial que desde la jefatura han de tratar de atajar.
Solo eso.
A nadie se le priva de derecho alguno. A nadie se le merma la capacidad de atender con responsabilidad a las misiones y tareas encomendadas a sus respectivos puestos de servicio. A nadie se le niega la opción de trabajar en pos de garantizar el bienestar de los ciudadanos de la comarca.
Tratar de atacar una orden legítima y concordante con la normativa vigente amparándose en mensajes que, aunque difundidos en diferentes redes sociales, o medios de comunicación, faltan a la verdad y exponen situaciones, y confirman hechos que minusvaloran el esfuerzo, la experiencia y la capacidad demostrada por los responsables de esa comandancia, y de la compañía en concreto, puestos al servicio de los ciudadanos, solo trastoca aquella voluntad de servir, y aporta un más que negativo impacto en el funcionamiento de las Unidades territoriales .
El ejercicio de la actividad asociativa y los fines dados a las asociaciones profesionales recogidos en la legislación no pueden amparar de ninguna de las maneras el atacar a la disciplina, al ejercicio del mando y a la prestación del servicio a la sociedad a la que nos debemos.
https://www.aprogc.es/no-todo-vale/
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