Escaparse de la Guardia Civil no parece la idea más coherente del mundo, a menos que vivas en una película o seas un delincuente. Pero si además de escaparte intentas atropellar a un agente de la Benemérita, entonces tienes todas las papeletas para ir a la cárcel.
Es lo que intentó un motorista que venía haciendo caballitos y otras lindezas cuando los agentes de tráfico intentaron detenerlo, con nefasto resultado. La temeridad le ha salido cara: a la cárcel.
Ir haciendo el tonto con la moto tiene consecuencias. Las redes sociales nos demuestran que lejos de ser una conducta que tiende a erradicarse, casi que sucede lo contrario. Bien lo saben los agentes de la Guardia Civil de Tráfico de Tenerife.
Un motero isleño practicaba, entre otras lindezas, excesos de velocidad, adelantamientos antirreglamentarios o caballitos con su máquina. Hasta que la Benemérita le pilló con las manos en la masa y le ordenó el alto.
En un principio parecía cooperativo, po
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