Ya saben que este pasado lunes los falangistas, fieles a su estilo, se empeñaron en mostrar a España lo que mejor les caracteriza: el matonismo, la violencia y la intolerancia.
Los fascistas la liaron parda en la entrada del cementerio de San Isidro de Madrid, donde fueron enterrados los restos de su fundador y padre espiritual del fascismo español, José Antonio Primo de Rivera, cuyos restos mortales habían sido trasladados desde el valle de Cuelgamuros.
Los altercados se los contamos este lunes con detalle. Por cierto, a algunos les sorprendió la tibia respuesta policial ante la violenta actitud de los seguidores de Primo de Rivera y, sobre todo, la indiferencia de los agentes ante la exhibición y exaltación de símbolos y cánticos
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