La historia se repite. El Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido fulminar de su cargo a la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, para tratar de zanjar la brecha abierta con su socio ERC por el espionaje de Pegasus a líderes del procés.
Una brecha que amenaza la supervivencia política de Sánchez en Moncloa. La purga de Esteban se ha producido en los mismos términos que la que hace casi dos años se produjo sobre el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos: tanto él como Esteban dieron luz verde a investigaciones por orden judicial y bajo tutela de un magistrado.
A los funcionarios del CNI, como ocurrió en el pasado con los de la Guardia Civil o la Policía Nacional, ya no les salva de ser defenestrados por el Gobierno ni el hecho de hacer su trabajo cumpliendo las leyes. La última en experimentarlo en sus propias carnes ha sido la ya ex jefa del servicio secreto español, que ha caído sólo una semana después de que desde Moncloa se anunciase a bombo y platillo el espionaje al que habían sido sometidos los dispositivos mó
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