El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha conseguido bajar el souffle de la ira de la Guardia Civil.
La cúpula del cuerpo mantiene ahora una buena relación con el ministro y le han «perdonado» los agravios a algunos altos mandos, especialmente aquellos que sufrieron los cambios de fichas del socialista cuando quería montar una cúpula en la Guardia Civil que no le diera demasiados problemas. El problema es que mientras Marlaska se ha reconciliado con los altos mandos del cuerpo policial, los agentes sufren la «mala» gestión de la directora de la Guardia Civil, María Gámez, en cuestiones como los descansos acumulados o la búsqueda de uniformes. La sensación de que s
leer mas
No hay comentarios:
Publicar un comentario