El joven de 27 años, cuya pareja está embarazada de seis meses, sigue ingresado
L. M. G.
Fueron dos cabezazos secos contra el suelo. El mayor golpe que Cristian ha recibido en sus 27 años de manos de un joven que el sábado pasado le agredió gratuitamente en plaza Nuestra Señora de Salas. Pudo haber muerto, pero la secuelas han truncado los planes de vida que tenía este militar nacido en Valdemoro y que está destinado en el cuartel Sancho Ramírez de la capital altoaragonesa. Ya no podrá ingresar en la Guardia Civil, tal y como tenía previsto gracias a las plazas reservadas para miembros de las Fuerzas Armadas.
«Pudo haber muerto, pero se ha quedado sordo y ya no va a poder ingresar en la Benemérita», lamenta Paula, pareja de Cristian de quien está embarazada de seis meses. Como explica esta joven a EL PERIÓDICO, los sanitarios que le atendieron en la uci del hospital Clínico de Zaragoza «pintaban todo muy mal, había sufrido una lesión muy grave de la que poca gente sale viva», señala, mientras reconoce que «se le vino el mundo encima». Cuando su estado dejó de revestir gravedad y subió a planta comprobó que Cristian apenas podía escucharle. Había perdido de forma completa la audici
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