Los policías independentistas acusan al major de estar al servicio del Estado y exigen a Aragonès que le destituya.
PABLO PLANAS
El major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, está en horas bajas dentro del cuerpo. Ya no es el modelo de policía de la república catalana, el Capitán Cataluña cuyo rostro aparecía en camisetas confeccionadas para el público independentista. Desde que fue restituido en la jefatura de los Mossos, tras ser declarado absuelto en la Audiencia Nacional de los cargos que se le imputaban relacionados con el golpe de Estado separatista, no han cesado las voces que exigen su purga.
El anterior consejero de Interior, Miquel Sàmper, de Junts per Catalunya (JxCat) le otorgó de nuevo el mando de los Mossos en cumplimiento de las promesas de los separatistas, que no perdieron la confianza en el major ni cuando declaró en el Supremo y en la Audiencia Nacional que tenía un plan para detener a Puigdemont si la Fiscalía o algún juez se lo hubiera pedido. El independentismo atribuyó tal revelación a una estratagema de la defensa de Trapero.
De nuevo en el cargo, Trapero ha tratado de adoptar un perfil bajo, pero cada vez que el Rey viaja a Cataluña, el jefe de los Mossos es el encargado de proceder al primer saludo oficial. Las autoridades políticas tratan de evitar imágenes con Felipe VI, pero Trapero ya ha sido captado unas cu
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