La jueza cita a declarar al agente que abatió al joven y al que le dio una patada / La Comandancia de Teruel todavía no les ha apartado del servicio
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Alcañiz, Dolores Basanta, ya ha citado a declarar en calidad de investigado (anteriormente denominado como imputado) a dos de los cuatro agentes de la Guardia Civil que el lunes de la semana pasada trataron de reducir, en Andorra, a un joven con esquizofrenia que acabó muerto tras, presuntamente, intentar atacarles.
La cita judicial está marcada en el calendario el próximo 4 de febrero en los juzgados alcañizanos. Uno de ellos tendrá que dar explicaciones por las diligencias previas abiertas por un delito de homicidio, mientras que el otro lo hará por lesiones. La diferencia radica en su actuación. El primero fue el que disparó hasta en tres ocasiones contra Joel García Balaguer para, según la versión de los agentes, repeler un ataque con un cuchillo que estuvo a punto de clavárselo en el corazón. El otro fue el que le dio una patada con la bota del uniforme en la cabeza cuando la víctima, de 30 años, estaba en el suelo con el cuchillo en la mano. Al parecer, trató de quitarle el arma blanca con una golpe en la mano, pero en medio del rifirrafe se pudo haber movido, recibiéndolo en la cara. Todas estas lesiones aparecen en el informe de autopsia realizado en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA).
Estos dos agentes, por el momento, no han sido apartados del servicio por parte de la Comandancia de la Guardia Civil de Teruel. Sus otros dos compañeros están citados, pero en calidad de testigos. En la causa que instruye la jueza Dolores Basanta está personada como acusación particular la familia García Balaguer, representada por el abogado andorrano Carlos Guía, y la Abogacía del Estado.
Hay dos versiones de los hechos que ocurrieron sobre las 19.00 horas en la casa familiar situada en la calle Fuente Baja de Andorra. Los agentes destacaron ante Criminalística de la Guardia Civil que actuaron en defensa propia. Relataron que estaban en un porche de unos seis metros, casi acorralados, y que en un momento dado la víctima se lanzó contra ellos con un cuchillo en una mano y un destornillador en la otra.
Tres de ellos iban con las defensas y los escudos en la mano, quienes pudieron evitar el ataque, si bien el cuarto, que estaba en la posición trasera, empuñaba el arma, tal y como indica el protocolo, según fuentes consultadas.
Fue ahí cuando, según fuentes oficiales, el chaleco antibalas y anticortes salvó la vida al agente porque llegó a dejarlo inservible. Frente a ello está la familia de Joel que, a través de un comunicado emitido esta semana, señaló que los hechos acontecidos «son anómalos en todos los sentidos» y que en Aragón se producen «decenas de intervenciones al año y que la inmensa mayoría de dichas actuaciones acaban bien, con la asistencia médica del enfermo o su ingreso hospitalario, sin consecuencias violentas ni para el personal médico o de seguridad ni para el paciente»,
La investigación que realice
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