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lunes, 7 de diciembre de 2020

El 'traidor': así es la vida después de abandonar ETA

 "Aquel día, Jon, que debía tener diez u once años, estaba comiendo, viendo la televisión. Era todavía un niño. Tengo un recuerdo poco nítido, porque han pasado muchos años. Pero en el telediario estaban hablando sobre presos y le dije: 'Yo también estuve en la cárcel'. Me salió así, sin pensar. 




Marta Medina

Y no dije que había sido de ETA. Dije: 'Yo también estuve en la cárcel'. Que no es lo mismo. Le conté que había estado ocho años en prisión. Se quedó impactado. Era como, de repente, decirle que yo también era un criminal porque había formado parte de una banda criminal". Para su hijo Jon, Iñaki Viar era -y sigue siendo- padre, psiquiatra, cinéfilo. Pero, ese día, de pronto, se convirtió en algo más. Jon descubrió un pasado relacionado con la historia más dolorosa y sangrienta del último medio siglo de España.

Recuerda que la gran revelación ocurrió un día cercano al asesinato de Gregorio Ordóñez, en 1995. "Le expliqué cómo mi familia era medio nacionalista, cómo entré en ETA con un grupo de amigos como una forma de oposición al franquismo", prosigue. "Quería enfrentarme a la dictadura y en esa época había mucho romanticismo y sentimentalismo en torno a ese tipo de movimientos independentistas". La pregunta más peliaguda, ¿cometió algún delito de sangre? No. "No participé en ninguna muerte ni ningún acto violento contra nadie y nunca he apoyado a la ETA que tuvo una deriva criminal", puntualiza. Porque violencia había, "a algo que te muevas hay palos", pero él y su grupo de amigos se consideraban demócratas, por lo que en cuanto hubo una inclinación de ETA hacia la violencia, decidieron abandonar. ETA fue fundada en 1958. ETA mató por primera vez en 1968.

Viar fue detenido en 1969, con 22 años, por la colocación de explosivos en los bajos de la Bolsa de Bilbao. "Era una bomba contra el capitalismo, contra Franco y por la libertad de la patria vasca. No explotó, pero da igual. Me echaron veinte años igualmente". Viar califica el atentado como un "efecto terrible de lo absurdo", porque se había encontrado casualmente tomando el aperitivo al mediodía con los compañeros que habían planeado colocar la bomba, cuando a Viar y a otro amigo les pidieron que les acompañasen a "poner una bomba en la Bolsa". "Te sumas a algo sin entender la trascendencia, pensando que era un dímbolo de protesta más". Le dijeron que no era peligroso, que no había nadie en aquel sótano, algo que resultó ser verdad. "Los que nos invitaron a poner la bomba eran Juantxo Echevarría y Mikel Solaun. A Solaun lo mató ETA, porque informó de una bomba que iba a poner, pero de la que luego se arrepintió".

Durante el Proceso de Burgos, en 1970, un consejo de guerra lo condenó a 20 años de prisión. Pasó ocho años entre las cárceles de Burgos y Segovia y salió en 1977, gracias a la Amnistía, y desde el primer año sin libertad, rectificó. "Entré en la cárcel nacionalista y partidario, más o menos, de una acción violenta. Y al año de estar en la cárcel modifiqué, hice una rectificación, no un arrepentimiento. Me dio tiempo a estar con otra gente, leer, reflexionar. Tuve un cambio de discurso. Rectificación subjetiva. El nacionalismo pasó de ser un ideal a algo injusto y xenófobo y la violencia algo a evitar, condenable y antidemocrática", admite Viar en una conversación telefónica con 'El Confidencial', con motivo del documental 'Traidores', dirigido por su hijo Jon Viar y que participó en la sección Doc. España de la pasada Seminci y que ahora busca una ventana para llegar al público. Más tarde, Viar entró a formar parte de asociaciones en contra de ETA como el Foro de Ermua y ¡Basta ya!

Iñaki Viar en una foto de los años 60, cuando pertenecía a ETA. (Begin Again)© Proporcionado por El Confidencial Iñaki Viar en una foto de los años 60, cuando pertenecía a ETA. (Begin Again)

Viar (hijo) entrevista en esta película a su padre y a varios de los compañeros que, junto a él, abandonaron ETA, convirtiéndose en traidores para el grupo terrorista, pero también despertando recelos entre los que quienes desconocen sus historias. Porque Viar hace hincapié en el punto de giro que supuso la VI Asamblea, que tuvo lugar en 1970, donde saltaron las desavenencias entre las dos facciones del grupo: por un lado los obreristas, conocidos como ETA VI -a los que pertenecía Viar-, a los que los nacionalistas apodaron despectivamente los españolistas, y que proponían abandonar el brazo militar, centrarse en el político para establecer una alianza con la izquierda a nivel estatal y que acabaron integrados en diferentes organizaciones comunistas, y, por otro, ETA V, el ala dura, el aparato militar, que acabaría conformando lo que hoy conocemos como ETA, a secas.

"La ETA en la que estuvimos nosotros mató a tres personas", admite. "Pero luego empezó a matar más, tras la VI Asamblea, en la que se rectificaban los postulados nacionalistas y violentos. Y cuando se iba a convertir en una asociación de izquierda clásica, hubo un corte radical y organizativo del que salió eta quinta, que volvía a la violencia. La ETA VI se juntó con el Partido Comunista, pero no tenía la publicidad de la ETA V, porque, si no asesinas, no te haces famoso. El terrorismo una de las cosas que busca es salir en los medios y la satisfacción narcisista". Era una época en la que los movimientos de liberación e independencia gozaban de un halo de romanticismo y cierta aprobación en todo el mundo, desde Argelia hasta Cuba. En España estaba también Terra Lliure y luego el FRAP.

Viar (segundo por la derecha) junto a algunos de sus compañeros. (Begin Again)© Proporcionado por El Confidencial Viar (segundo por la derecha) junto a algunos de sus compañeros. (Begin Again)

Tras el Proceso de Burgos, las cárceles españolas empezaron a llenarse de etarras. "Primero llegamos nosotros, después los de la ETA V, y había tensión. En los medios de oposición antifranquistas sí que hubo una oposición entre los españolistas y los otros. En la dictadura no se podían enseñar mucho esos desencuentros. Y nosotros, cuando salimos, lo hicimos como presos antifranquistas, con un gran apoyo. Cuando salí de la cárcel fue como un héroe público, como muchos de los presos que salían con la Amnistía. Tuve una recepciión pública. Estar en la cárcel no era algo deshonroso. No era sinónimo de una infamia. Pero ya me había dado cuenta de que ni una dictadura justifica la violencia".

En 'Traidores', Jon Viar entrevista, además de a su padre, a antiguos compañeros como Teo Uriarte y Mikel Azurmendi. Uriarte recuerda esos primeros años de militancia en los que combatieron contra figuras como la de Melitón Manzanas, que era "un policía político, para nosotros era igual que un agente de la Gestapo", pero reconoce que "las consecuencias de este asesinato provocó que ETA alcanzara una legitimidad durante la dictadura que luego utilizó para combatir lo que realmente quería, que era contra la democracia". En el momento que se cruzó la línea de la primera muerte, la veda estaba abierta.

Fotografía de archivo de la época del Proceso de Burgos. (Begin Again)© Proporcionado por El Confidencial Fotografía de archivo de la época del Proceso de Burgos. (Begin Again)

Cuenta Viar (padre) que a muchos de los procesados en Burgos los amenazó ETA cuando abandonaron la organización. Algunos tuvieron escolta. "Pero yo no tuve notoriedad política y pública, así que no me abucheaban por la calla. Sí sentí los menosprecios de amistades antiguas por haber dejado ETA, sobre todo cuando entré a formar el Foro de Ermua en el 98. Mucha gente se enteró de mi historia entonces. Pero no viví un menosprecio en la calle. Aún tenía el prestigio de haber estado ocho años en la cárcel durante el franquismo".

Hoy, Viar piensa que no puede hacerse borrón y cuenta nueva con ETA y sus herederos, después de todo el dolor causado. Que no se puede olvidar, sin más. "Asesinaron a cientos de personas, decenas de miles de personas se tuvieron que marchar, miles de personas necesitaron escolta. No se pueden olvidar cientos de asesinatos, casas destruidas, la atemorización de la gente, que no se atrevía a opinar sobre ETA. Había más miedo hablar contra ETA en tiempos de democracia que contra el franquismo en tiempos de franquismo. Hemos vivido bajo el terror y cuando dejan de matar no puedes decir que no ha pasado nada. No hemos vivido en democracia en el País Vasco. Durante los años 80, ETA mataba a una persona a la semana en el País Vasco".

Iñaki Viar en la actualidad. (Begin Again)© Proporcionado por El Confidencial Iñaki Viar en la actualidad. (Begin Again)

"Me parece inaceptable aceptar en el ámbito democrático a Bildu", defiende Viar. "Lo mínimo que se pide es que digan que estuvo mal. Imagínate tener al lado a una persona que asesinó a tu padre. En los últimos años se ha borrado esa conciencia moral. Hay doscientos y pico mil votantes que votan por lo que mató ETA durante 40 años, pero no pueden decir que son demócratas cuando han apoyado esos crímenes. La sombra de la muerte y el miedo ahí están, vimos caer vecinos, cabezas destrozadas. Todavía hoy nadie pone una bandera de España en el balcón o la ventana. No me atrevo a poner una bandera porque me pueden tirar un cóctel molotov o me queman la casa o el coche. A Jon no le dejábamos ir a clase con la camiseta de la selección porque te partían la cara en el colegio. Hace diez años, en el Corte Inglés de Bilbao vendían todas las camisetas de selecciones del mundo menos la española. Porque tenían miedo a 

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