Está destinado en el cuartel de Alcora (Castellón) y quiere ascender a suboficial. "Lo más duro ha sido el rechazo de mi padre, también es agente; en la Guardia Civil no he tenido ningún problema", asegura.
Hasta hace poco más de un año, en el cuartel de la Guardia Civil de Alcora (Castellón) todos conocían a Izan (1993, Málaga) como Carmen González. Una agente malagueña recién llegada que tras estudiar ciencias del deporte durante cuatro años se había dado cuenta de que, en realidad, lo de ser profesora no iba mucho con ella. Y de que lo que verdaderamente le hacía feliz era seguir el ejemplo de su padre: convertirse en guardia civil.
En aquel entonces, Carmen tenía 22 años. Ingresó en la academia de guardias de Valdemoro (Madrid), se preparó las oposiciones, superó las pruebas teóricas y físicas, hizo un año de prácticas en Haro (La Rioja) y la destinaron a su primer cuartel. Sin embargo, había algo en ella que no iba bien.
El origen estaba en un vídeo de YouTube. Un fragmento de apenas unos minutos que le había roto por completo todos los esquemas. En él aparecía un chico, de similar edad a la suya, hablando sin tapujos de su transexualidad. De pronto, Carmen se sintió identificada. "Me marcó. Nunca me lo había planteado, pero pensé que podía ser yo. La única imagen que tenía de la transexualidad era de otra época y relacionada con malas experiencias. Esto era distinto".
Intentó quitárselo de la cabeza, pero no pudo. Y cómo iba a hacerlo. Carmen se había dado cuenta por fin de que nunca había sido Carmen, sino Izan. Llegar a esa conclusión no fue fácil. Tardó un año. 365 días en los que
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