Iniciamos una serie para desmontar algunos de los bulos más extendidos por WhatsApp y las redes sociales
Comenzamos con aquellos que atañen a la seguridad del ciudadano: ¿por qué se difunden? ¿son constituyentes de delito?
-Oye tío, ¿te has enterado de lo que pasó ayer?-, pregunta uno, eufórico, a otro con el que no guarda ningún tipo de lazo familiar.
-¿El qué?-, le responde otro, intranquilo.
-Lo que le pasó la semana pasada a uno en ******. Iba en su coche por la noche cuando vio de frente a alguien que venía sin luces. Le hizo una ráfaga para que las encendiera y, de repente, salieron del coche cuatro tipos; dicen que Latin Kings. Lo rodearon. Iban con palos y navajas. Y le dijeron: ¿muerte o sonrisa del payaso?
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Seguramente usted habrá recibido una historia similar en su móvil. O conoce a alguien que le ha contado que a otra persona le ha pasado. O un amigo de un amigo le ha explicado con cara de circunstancias que hace unos días a un amigo de un amigo le hicieron lo mismo. "Pues le rajaron las comisuras de los labios y se las bañaron en vinagre, para que no le curasen bien y le quedasen como al Joker de Batman". O quizás lo que ha leído en su WhatsApp es que eran skinheads. ¡Ah, no! Era más hardcore todavía: lo que recibió fue una nota urgente de la Policía (sí, un poco mal escrita, qué raro, ¿no?) advirtiendo de una banda 'latina rumana' peligrosísima cuyos nuevos miembros se dedican a matar a los ocupantes del vehículo para ser aceptados...
Como se puede imaginar tras leer el titular, nada de esto es cierto. No existe la banda de la sonrisa del payaso, ni es tal el juego de sangre para iniciar a pequeños delincuentes... por lo menos en España. "No se ha dado ningún caso ni hemos tenido ninguna incidencia real relacionada con estos bulos. Lo que sí, tenemos la constancia de que durante tiempo se han estado difundiendo. Durante años. Vuelven cada cierto tiempo", aseguran fuentes de la Guardia Civil. Noticias falsas que se propagan por los móviles al galope de Usain Bolt y algunos, como las que acabamos de malleer, regresan con objetivos concretos. "Si se expanden por zonas concretas o se le añaden localizaciones", lo que se busca es evitar que los ciudadanos frecuentes ciertos lugares, explican desde el Instituto Armado. Aunque no siempre, ni es la única razón.
Patrones y objetivos
Más allá de la proliferación de patadas al diccionario patentes en estos mensajes, o de la ausencia de cobertura de los supuestos sucesos en los medios convencionales (ya se sabe, están todos comprados por el Ibex, y el Ibex no quiere que esto se sepa); existen ciertos patrones que se repiten en la mayoría de los bulos, también conocidos como hoax (su término en inglés), que permiten identificarlos.
Se trata de pautas comunes que los estructuran y que los hacen reconocibles: "La primera es que suelen ser anónimos pero siempre hacen referencia a una supuesta fuente de confianza", comienza Carolina González, CM de la Policía Nacional. Suelen estar firmados por un policía inexistente, un médico sin su licenciatura, un ejecutivo sin cargo... Además, González arguye que la mayoría suelen estar redactados de forma atemporal y en un castellano neutro que facilita así su difusión también en países de habla hispana, "una redacción que, en muchas ocasiones, contiene faltas ortográficas". Y, cómo no, la moraleja del cuento: "Para lograr un mayor impacto y captar la atención cuentan con un gancho -generador de miedo, morboso o de tipo económico- e incluyen una petición de reenvío, ya sea para alertar a otras personas, para evitar la mala suerte o para concienciar a otros", zanja la CM.
Algunos hoax introducen datos veraces en el relato para intentar aparentar un poco menos de falsedad en sus anuncios. Éste, por ejemplo, advierte de que se ha activado el nivel de alerta antiterrorista 5 por riesgo de atentado inminente: ¿Qué es lo veraz aquí? Pues que si el Ministerio del Interior tuviese la certeza de que se puede producir un atentado inminente en territorio español, seguramente el Gobierno habría activado el nivel 5, el máximo contemplado, que, valga la redundancia, según el protocolo se activa ante el riesgo de atentando inminente. Los expertos consultados señalan que el nivel 5 implicaría el uso de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad y la restricción y control del espacio aéreo; entre otras medidas. Por cierto, España se encuentra bajo alerta 4 antiterrorista: riesgo alto. Consultarlo es tan fácil como googlear (escribir en Google) "nivel alerta antiterrorista España". Pruébenlo.
Extrañamente, en la mayoría de ocasiones quien propaga estas... alarmas, mitificadas ya como leyendas urbanas por sus burdas pero insólitamente eficaces repeticiones, no tiene una finalidad concreta. "En la mayoría de las ocasiones los hoax tan solo buscan difundir la información falsa para generar miedo en la población, pero en otros casos su objetivo es captar direcciones de correo, transmitir malware o realizar posteriores campañas de correo masivo", explica González. Se refiere en estos último casos, por ejemplo, al manido bulo que quizás usted también ha recibido en su WhatsApp, en el que se le sugiere rellenar una encuesta que ha estado a punto de contestar para obtener algún tipo de beneficio... "Y lo sabe", que diría Julio Iglesias.
¿Su difusión es delito?
Pues como maldicen los gallegos, depende. "Pueden ser delitos cuando se hacen correr rumores que no son ciertos sobre una persona o una entidad para dañar su imagen", aseguran desde la Guardia Civil: en estos casos, la mayoría suponen delitos de injurias.
En otras ocasiones, -como los que difunden falsos mensajes de alarma, de atentado terrorista o catástrofe-, en los que se simula una situación de peligro para la comunidad y que hacen necesario el auxilio y la activación de los servicios de Policía o salvamento "pueden ser constitutivos de delito, en base al artículo 561 del Código Penal", aclaran fuentes de la Policía Nacional. Es decir, el delincuente se enfrentaría a una pena de prisión de tres meses y un día a un año o a una multa de tres a 18 meses. Y sí, ya se han dado casos en los "que se ha imputado este tipo de delitos" a personas que han difundido falsas amenazas o que han alterado informaciones de medios digitales para viralizar falsas noticias sobre alertas o inminentes atentados que generaron en su momento alarma social.
Los ciberexpertos de la Policía Nacional rastrean las redes continuamente en busca de contenidos delictivos. Analizan todos los bulos que encuentran y, en caso de encontrar algún hecho que pueda conformar algún tipo de delito, actúan en busca e identificación del autor.
Los canales oficiales, esos olvidados...
Reza el primer mandamiento antihoax: consultarás siempre las fuentes oficiales. Ésta no sólo es la manera más fácil de comprobar la veracidad de un aviso tremendista que acaba de recibir (lo puede comprobar por redes sociales, mail, teléfono), sino que a la vez sirve de alerta a las fuerzas de seguridad, que dependiendo de la trascendencia/gravedad del bulo, actuarán prestos para desmentirlo. Vamos allá con un ejemplo práctico.
¿Quién no entraría en cólera con este wassap? "Otro radar...", brama uno por el grupo. "Maldito afán recaudatorio del Estado...", se desquita otra. "Y, además, lo colocan en el guardarrail. Claro, así no lo puedes ver a no ser que vayas a la velocidad de una tortuga...", suelta el rápido. Y eso que no aparece ni dónde está supuestamente ubicado el radar.
Una simple interacción en redes sociales con alguna cuenta oficial -las llamadas cuestan (más) dinero- serviría para cerciorarnos de que "lo que aparece en la imagen no se corresponde con un radar", contestan desde la Guardia Civil. "Es totalmente falso". Baste recordar que todos los radares "que se conocen como fijos" están siempre señalizados en la carretera, añaden. Es más, existe un listado público de todos los radares que se puede consultar en la página de la DGT.
Y no, tampoco se trata de un radar móvil. Para empezar, porque no parece muy manejable. Pero, más allá de la obviedad, los "conocidos como móviles" los conforman los propios vehículos de los agentes, el famoso trípode y el helicóptero, "los cuales no los hay en todos los destacamentos", explican.
Pero a lo que importa... ¿alguien se los cree los bulos?
Por supuesto. Ya se sabe: una falsa alerta suele ser más creíble que una noticia verdadera . "Todos los días tenemos mensajes a través de nuestras plataformas en redes", confiesa Carolina González, CM de la Policía Nacional. Aunque admite que son muchos los que ya saben diferenciar cuándo se encuentran ante una información falsa "gracias a la labor de comunicación que realizamos", también son legión quienes siguen consultándoles sobre la autenticidad de algunos mensajes. Por mucho que estos se repitan.
Porque los bulos no son algo nuevo, aunque sí es verdad que "el auge de las redes sociales y de las aplicaciones de mensajería instantánea lo han convertido en algo más habitual", analiza González. De hecho, existen bulos que la Policía ya ha desmentido en tuits... ¡de 2012! y que vuelven a repetirse cinco años después de forma idéntica. Y ello pese a que "desde los perfiles policiales oficiales, y desde plataformas de voluntarios digitales en emergencias como VOST [Virtual Operation Support Team, conocidos en España como Voluntarios Digitales de Emergencias] se desmientan estos hoax casi a diario".
(...)
-Oye tío, ¿te has enterado de lo que pasó ayer?-, pregunta un niño, eufórico.
-¿El qué?-, le responde su tío, a la espera.
-De lo que le pasó la semana pasada a uno en ******. Iba en su coche por la noche cuando vio de frente a alguien que venía sin luces. Le hizo una ráfaga para que las encendiera y, de repente, salieron del coche cuatro tipos; dicen que Latin Kings. Lo rodearon. Iban con palos y navajas. Y le dijeron: ¿muerte o sonrisa del payaso?
-Carlitos, que ya me contaste lo mismo la semana pasada...
http://www.elmundo.es/espana/2017/07/25/59691547e2704ef53e8b45e0.html
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