Si la conciliación familiar sigue siendo una asignatura pendiente en la sociedad civil y en muchas empresas, la situación se torna más complicada aún cuando los trabajadores exigen sus derechos dentro de una estructura fuertemente jerarquizada y militar. Y en ese ámbito, las mujeres guardias civiles lo tienen aún más difícil porque son minoría dentro del Cuerpo Benemérito (apenas un 7% de los efectivos actuales) y casi inexistentes en las escalas de mando.
A pesar de las dificultades, las mujeres guardias civiles están aparcando miedos y exigiendo el cumplimiento de aquellas normas que les reconocen el derecho a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral. No está siendo un camino de rosas, como admiten desde la asociación unificada de guardias civiles (AUGC), ya que aquellas que no encuentran la comprensión de sus unidades, se ven abocadas a enfrentarse al Cuerpo en los tribunales. La última en hacerlo ha sido una guardia destinada en la Sección de Información de la 4ª Zona de Andalucía, en Sevilla. Se trata de los grupos que recaban y analizan información sensible para salvaguardar la seguridad.
Sola con un bebé
Esta funcionaria recurrió en los tribunales la decisión de sus mandos de denegarle la solicitud de flexibilizar los horarios para el cuidado de su hija, de 16 meses. Había pedido trabajar en horario de mañana o de tarde, pero no pernoctar fuera de su domicilio porque no tiene a nadie con quien dejar a la pequeña al tratarse de una familia monoparental.
Según consta en la sentencia del juzgado de lo Contencioso-Administrativo 3, la demandante elaboró la petición siguiendo las indicaciones de su inmediato superior, el teniente jefe del grupo, y «siempre en la convicción de que esa solicitud sería estimada» pues hasta ese momento estaba siguiendo los horarios demandados.
Sin embargo, el año pasado, el general jefe de la IV Zona desestimó la petición apelando a necesidades del servicio. La resolución detalla que dado el destino y los cometidos de su unidad, no puede dejar de hacer seguimientos de operaciones que la obliguen a salir de Sevilla y que en caso de aceptar su petición, perjudicaría al resto de compañeros.
El juez advierte que apelar, sin argumentar ni probar, que la medida de conciliación es incompatible con las necesidades del servicio, es insuficiente para rechazar la petición de la funcionaria porque está «en juego un derecho fundamental».
La demandante señaló que había otros compañeros que hacían funciones de oficina en la unidad y que la gran mayoría no pernoctaba fuera de su casa. Además de que la flexibilidad horaria que reclamó, le fue concedida temporalmente a ella y a otros dos compañeros. «Esto vendría a evidenciar la posibilidad real de llevar a cabo lo pretendido», ya que no causó ningún perjuicio a la unidad.
La agente ha estado respaldada en el proceso por la AUGC, que reconoce que lo ocurrido con esta compañero no es un caso aislado y habla de un «goteo» constantes de reclamaciones solicitando medidas para conciliar: «Aunque tanto hombres como mujeres en la Guardia Civil se ven afectados, por la falta de regulación en esta materia, son ellas las más afectadas, dado que un alto índice de peticiones procede de mujeres, con lo que convierten las negativas de la institución en un trato discriminatorio por razón de género».
Alto índice de absentismo entre las mujeres
En la asociación señalan la falta de una política clara que apueste por la conciliación como una de las causas que favorecen el absentismo en el Cuerpo Benemérito. Por eso defienden medidas que garanticen compaginar la esfera laboral y familiar. Las cifras parecen que les da la razón. Si el porcentaje de efectivos hombres que se dan de baja es del 6,83% , el de las mujeres casi lo duplica, y se coloca en un 10,53%: «¿Qué pueden hacer sestas madres para poder trabajar y cuidar de sus hijos menores si no les dan alternativas?», señalan desde la AUGC.
Otras dos guardias, destinadas en los puestos de Los Palacios y La Rinconada aguardan la resolución judicial que les abra la puerta a conciliar.
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